Hace más de 10 años descubrí la fotografía como un medio para compartir cómo veo, interpreto e imagino mi entorno.

En mi trabajo exploro la manera de transformar escenas cotidianas en algo significativo, al menos para mí. Vivir y crecer en la misma ciudad me llevó a reflexionar sobre cómo retratar algo nuevo en un lugar tan familiar, tan evidente, tan cotidiano. Busco espacios, momentos y personajes que se sienten diferentes, ajenos, como si no pertenecieran aquí; a veces incluso son parte de mundos ”ficticios”. Quiero que mis imágenes inviten al espectador a imaginar y cuestionar dónde estamos realmente, sin identificar de inmediato el lugar o el momento en que fueron capturadas.

El color es protagonista en mis fotografías. Busco combinaciones específicas y, en ocasiones, las creó desde cero. Además de retratar mi entorno y los lugares que visito, construyo mis propios mundos, cargados de nostalgia que evocan las películas de los 80 y 90 que marcaron mi adolescencia y hasta el día de hoy.  A veces, las imágenes tienen sus propias canciones, inspiradas en la música que escucho. Son reales porque retratan a personas que conozco y a mi ciudad, pero también son ficticias porque muestran a personas interpretando personajes en lugares reales que, en la imagen, se transforman. Podrían ser cualquier otro lugar en el mundo.